domingo, 7 de febrero de 2010

Goodbye my almost lover

Can you just let me be? Llegué durante un soleado nuevo año con muchas ilusiones y la esperanza de comenzar. Inicié poco a poco, con el destello de luz que me acompaña desde siempre y ha crecido a la par, pero ahora despliego mis alas fácilmente. Pude desarrollar una de las formas en las que más me gusta volar, y siempre agradeceré mi primera oportunidad; además de otra primeridad aún más especial que no habría sido posible si no hubiese coincidido -más bien, caído por casualidad- en ese extraño pero reconfortante punto del camino que, en su momento, me abrió un panorama de experiencias totalmente desconocidas por mí (aunque jamás existirá ni la más remota idea de lo que en realidad fue, pero yo lo sé y eso es lo único que importa).

Me llevo la sonrisa que entregué el primer día, extinta lentamente por las sombras incompetentes, celosas, estancadas e inasequibles que nublan el progreso. Y la única forma de recobrarla es abrazando nuevamente mi libertad, hacia un vuelo más alto, a través de un cielo plagado de retos que me permitan avanzar. La pluma sigue a mi lado, inseparable, garba, madura, ávida; direccionada más que nunca. Mas estoy consciente que el viento soplando en este barco de incertidumbre no me conduce a un rumbo más allá de lo patéticamente mediocre.
Mi pasión sigue clara, vívida: fuerte. Y por ello sé que el navío abandonado hoy por mí caerá a pedazos pronto, como un triste naufragio del cual, espero, puedan sobrevivir los verdaderos buenos pedazos. Soy una persona sumamente indecisa, sin embargo, al menos tengo el valor de servirme de mi propia razón. Lograr que doce mil personas compartieran mis palabras, jamás lo podré pagar. Arigato. Goodbye, my almost lover. Goodbye, my hopeless dream. So long, my luckless romance. My back is turned on you.